Entre las miles y miles de construcciones de la Aldea de la Roca, una serie de casas se levantaban sobre el borde de una de las tantas montañas que recorrían la geografía de la Aldea, en el último piso de esta edificación, una casa que tenía todas las comodidades básicas para poder vivir en esta, le daba alojamiento al joven Isui, el cual la mantenía siempre organizada y limpia.
En el interior de la casa, se puede observar como en la sala hay una mesa perfectamente acomodada, en la cual hay un juego de té y los cojines correspondientes para tomar asiento, justo al lado derecho de esta, se podía observar un mesan, el cual da acceso a la cocina, y hacia el lado contrario de la sala, se encuentra la habitación de Isui; El balcón es la parte más singular de esta casa, pues permite la vista perfecta de toda la aldea, y este se encuentra justo al frente de la mesa en la sala.