Candidatura a Raikage

Se puede leer el siguiente anuncio:

Se abren las puertas de la villa oculta de la nube que alojara un torneo para ver quien es digno de ser el futuro Raikage. Interesados apuntaros en la oficina del Raikage. El torneo cerrara en 3 dias naturales.

Att: Dirección de la villa de la nube

Off: Haced un post aqui mismo, versión on-rol, sobre como os enterais y como os apuntais. Se reserva el derecho de admisión. (Se valorara imaginación, contenido, ortografia, etc.)

Ésta era una mañana como cualquier otra, bueno no, hacia más frío de lo que debería en esta época del año. Aún así, Icchiro debía de ir a hacer la compra como todos los lunes, por eso se levantó relativamente temprano, sobre las once. Cada día, el muchacho aguantaba menos las directrices, normas y leyes que rodeaban aquel pequeño mundo en el que vivía, la Niebla. La monotonía, el exceso de humedad y la falta de relaciones sociales amargaban cada minuto de la existencia del chico. Sus padres habían notado meses atrás que Icchiro había cambiado en cierto modo, pero atribuían dicho cambio a la adolescencia, con un más que repetitivo <<Ya se le pasará>>. Ésta actitud de sus figuras paternas no hacía más que empeorar la situación.

A un año de conseguir la mayoría de edad, el tiempo se le hacía interminable, el día en el que pudiera largarse de casa parecía no llegar nunca, y es que teniendo en cuenta la trayectoria política de Kirigakure no Sato, la tensión era palpable en el ambiente. Esto parecía representarse en la niebla, ese vapor pesado que cada vez aparentaba ser más angosto. Y por si fuera poco, el ambiente familiar en el propio hogar no era mucho mejor. La madre de Icchiro esperaba de él que se convirtiera en el hombre normal y corriente que consigue un trabajo después de alcanzar el rango de Jounin, que conoce a una chica hermosa y fiel con la cual forma una familia y finalmente asienta la cabeza, pero poco conocía ella la evolución psicológica de su hijo. Por otra parte, su padre deseaba con todas sus fuerzas que el chaval llegara a convertirse en uno de los Siete Legendarios Espadachines de la Niebla y que el chico se responsabilizara de poseer un rango tan respetado como ese, aunque tal vez, él si se diera cuenta de la fase que estaba atravesando su chiquillo, o al menos en parte. Claro está, él confiaba que Icchiro fuera capaz de elegir por sí mismo el camino correcto.
Todo esto y más, provocaba que la mente del muchacho solo planeara y rebuscara posibles excusas por las que debiera abandonar la aldea en la que se había criado, crecido y convertido en un hombre, y cuanto antes mejor.

El joven shinobi cruzaba las calles de memoria de camino a la frutería donde solía comprar siempre la fruta y las hortalizas que le encargaba su madre. A una bocacalle de llegar a la tienda de verduras, el chico revisó el famoso tablón de anuncios de la villa, que se encontraba prácticamente en el centro de la aldea por si acaso encontraba alguna noticia interesante. Para la sorpresa de Icchiro, por el hecho de encontrar una novedad que mereciera de su atención más que por el contenido de la noticia, encontró un anuncio sobre la nueva candidatura al puesto de Raikage. El chaval dejó las bolsas de la compra que había hecho hasta ahora en el suelo, y leyó con atención el titular, por hoy le habían alegrado el día. ¿No quería una buena excusa por la que salir de la Niebla? Ahí estaba su solución, ante sus propios ojos. Por eso mismo se cercioró de memorizar bien los datos que necesitaba para llegar hasta su objetivo, aunque fuera parcialmente. Recogió las bolsas y continuó su camino hacia la frutería como si nada.

Cuando llegó finalmente a su casa, le había dado tiempo a esbozar pequeños lienzos que se convertían en ligeras posibilidades de cambiar el mundo poco a poco. Esto le alegraba ya durante varios días, pues la idea de que consiguiera derrotar a todos los aspirantes a Raikage y pudiera así fundar su propio gobierno en la Villa de la Nube hacía que su mente estuviera constantemente ocupada, y por lo tanto, pudiera escapar de la rutina monótona. Esa noche Icchiro tan sólo les explicó a los padres que tenía que salir a la mañana siguiente para realizar una importantísima prueba para saber si merecía llamarse shinobi de la Niebla. Icchiro sabía muy bien cómo convencer a sus padres, o al menos cómo hacer para que no hicieran más preguntas de las debidas.
Después de cenar, y antes de meterse en la cama para dormir y recargar las pilas, Icchiro preparó todo lo que necesitaba para el viaje que mañana debía de hacer. Las armas, la ropa, el alimento, etc. Lo dejó todo a un lado de su armario, listo para cuando se despertase. Así, aquella noche de verano tardío, el muchacho durmió grandes planes de futuro en mente.

Los primeros rayos de sol aparecían en el horizonte y se estampaban contra la espesa niebla que cubría la aldea como si de un velo protector se tratase. A las ventanas de las casas no llegaba demasiada luz, pero por lo menos iluminaba parcialmente lo que hasta hace unos minutos era completa oscuridad. Las 7:00 de la mañana, Icchiro se levanta con el mismo pensamiento con el que se había tumbado en el colchón de su cama. Una pequeña mueca de sonrisa satisfactoria decoraba el rostro casi pálido del chaval. Tenía que desayunar fuerte antes de salir, asique se preparó un buen desayuno basado en dos pares de rebanadas de pan con aceite y mermelada, un buen tazón de leche y un poco de cereales acompañado de una pieza de fruta. Al terminar, subió al piso de arriba para cargar con todo el equipaje que había preparado la noche antes, para avisar a sus padres tan solo dejó una nota en el frigorífico de la cocina, diciendo que les mandaría una carta para informarles sobre las novedades en su Gran Misión. Acarició con la mano su preciada y recién conseguida Mizukami, la cual se colgó a la espalda con un cinturón que llevaba el emblema de su villa. Ya estaba listo, ya podía partir. Y sin meditar ni tan solo un momento el hecho de abandonar a sus padres, el chico cogió el picaporte de la puerta principal, salió y cerró suavemente. Esa sería, con un poco de suerte, la última vez que tuviera que atravesar aquellas puertas. De inmediato se encaminó, primero a salir de aquella villa y segundo de llegar a Kumogakure no Sato.

Varios días después, contados como cuatro noches desde que salió de casa, Icchiro llegó por fin y tras varias paradas para descansar la espalda por el peso de la espada a la Aldea Oculta de la Nube. En la entrada, un par de guardias le detuvieron y preguntaron sobre su intención en Kumogakure, el chico respondió sinceramente que venía para presentarse a la candidatura de Raikage. Los guardias, aunque sorprendidos por el valor del chaval siendo tan joven le dejaron pasar, pues no parecía estar mintiéndoles en lo que decía.
En el anuncio, Icchiro recuerda que se especificaba la Oficina del Raikage como zona de inscripción prioritaria. Asique preguntó a una anciana que caminaba por las calles de la villa para saber sobre la dirección de la oficina. Tras averiguar cómo llegar, el chico se encaminó de nuevo sonriente (después de varios días de intensante cansancio, y por consecuencia, amargura total acompañada de soledad) hacia el lugar el que se inscribiría.

En el centro de la aldea, se alzaba majestuosa la gran oficina del Raikage, de fachada un tanto sobria pero de estructura fuerte y robusta. Icchiro se mantuvo durante un largo minuto contemplando lo que con mucho esfuerzo podría llegar convertirse en suyo. "Una locura..." pensó, pero al joven shinobi le gustaba creer en las locuras. Caminó firme y decidido hasta el interior del edificio, localizó rápidamente la habitación donde se harían las inscripciones y que estaba moderada por una serie de personas que se encargaban de que nada fallara en el proceso de revisión y posterior elección. El muchacho permaneció en el interior de la sala como unos cinco minutos, en los que preguntó sus dudas a los responsables de aquello para estar totalmente informado. Luego salió y esperó en la fachada del edificio a que le informaran del siguiente paso que debía dar, pues ya se lo había explicado a los guardias. Mientras, la observación de la gente que entraba o salía de aquel lugar era el mejor arma del que disponía en aquellos momentos el joven Icchiro.

El joven despierta de su eterna espera y continuo aburrimiento cuando la figura de un hombre con atuendo oscuro sale de entre las puertas de la oficina del Raikage. Icchiro se encontraba sentado en el suelo y con la espalda apoyada en la pared a la derecha de la fachada. Cuando el extraño se acercaba hasta él, el chico se levantaba con un desdén de cansancio, pues sus piernas se encontraban ligeramente entumidas.
El señor de la túnica negra comenzó a hacerle unas preguntas y el chaval se limitó a escucharle atentamente con una expresión confusa en su rostro mientras pensaba en las respuestas que a continuación le brindaría. Al terminar, un silencio se hizo entre ellos durante largos segundos.

-Yo a usted no le conozco de nada, por lo tanto no tengo por qué mentirle en absoluto. -los ojos del chiquillo se clavaron sobre los del extraño hombre, el rostro de Icchiro era ahora inexpresivo. De nuevo, apareció un silencio agobiante.

-Mi educación me ha enseñado que la vida de muchos vale más que la de unos pocos, aunque éstos pocos sean allegados tuyos. Con eso respondo a tu primera pregunta. -la forma de contestar pudiera no ser la más correcta, pero al menos era conciso y directo.

-En cuanto a la amenaza de quien no puedo ver ni escuchar... supongo que concentraría el chakra en mis pies con tal de aumentar mi sentido del tacto y así captar las vibraciones que circulan por el suelo y que mi enemigo causaría al moverse. -de nuevo la rotundidad era el aspecto que más abundaba en sus palabras, incluso parecería que llevase minutos pensando en lo que decir, pero realmente contestaba casi al mismo tiempo que lo pensaba.

-Por último, usted me pregunta que cómo lucharía contra alguien que me iguala en cuerpo a cuerpo y del cual desconozco sus habilidades. Y creo que en esto le responderé igual que cualquier otra persona lo haría. Ante todo, aprovecharía al máximo las habilidades que conozco de mí mismo y de las que me puedo servir para analizar poco a poco los poderes de mi adversario. Un Kirigakure no jutsu me vendría de perlas para luchar contra alguien que me iguala en cuerpo a cuerpo y del que no conozco nada, así podría observar cómo reacciona primeramente contra este obstáculo. -el único gesto que el muchacho había realizado en todo el tiempo que se tomó para responder fue meterse las manos en los bolsillos, y justo al terminar de responder a la última pregunta, de modo que daba por concluido el interrogatorio, o al menos por su parte.

-A todo esto, señor, ¿a qué vienen esas preguntas? -preguntó el chico ahora con un gesto de falsa inocencia

El muchacho enarcó una ceja de forma curiosa cuando aquel hombre comenzó a reirse. Sin embargo, a continuación el extraño realizó una serie de sellos y se dirigió hacia Icchiro. El joven shinobi abandonó la postura tranquila y distraída de antes y adquirió una posición de defensa y alerta, pues no sabía qué leches estaba haciendo ese tío. Tras unos segundos, a 20 metros de distancia del chico comenzaron a aparecer espejos que le rodeaban, formando una hilera de un total de 55 espejos.

-Pero qué coño... -murmuró con el ceño fruncido el chaval, cuyos ojos miraban a todas partes, comprobando que estaba rodeado por su mismo reflejo. De uno de los espejos salió una sombra que inmediatamente cobró la forma de Icchiro, ésta le habló y se dirigió hacia él. Aquello era todo muy extraño, el señor de la capa negra había dicho que ahora comenzaba su verdadera prueba. ¿Es que acaso tendría que luchar contra las habilidades del desconocido? Fuera lo que fuese, no podía quedarse parado ante la ofensa de su rival.

Con la posición defensiva en la que se encontraba, se giró para quedar de frente al clon de sombras que se le acercaba, estando aún así alerta por si de algún otro espejo salía otra réplica suya. Esperando el inminente ataque de su oponente, se preparó para usar cualquier jutsu o desenfundar su espada para evitar o contrarrestar el ataque del contrincante.

La expresión seria y desconfiada se mantuvo en el rostro del muchacho en todo momento. Incluso acariciaba de vez en cuando el mango de la Mizukami con la mano izquierda por si acaso. -Espera, ¿y eso me lo dice una copia de mi? -preguntó cómicamente para después volver a adoptar la misma expresión de antes. Ante la nueva velocidad a la que su enemigo se acercaba hasta él, la tensión invadió de nuevo su cuerpo, pero de inmediato se tranquilizó, "una sombra maltrecha no podrá conmigo..." pensó para sí.

No haría ningún movimiento en falso, por su bien, por lo que se mantuvo quieto, atento y en alerta, por si las moscas. Enumeraba mentalmente los utensilios que llevaba encima, y que había guardado en su mochila antes de salir de casa. La sombra se encontraba ahora a unos 12 metros de él y continuaba acercándose lentamente, pero el chico ya tenía planeado algo para reaccionar ante cualquier jugarreta ofensiva.

Al fin el cuerpo sombrío hizo su primer movimiento lanzando una especie de kunai extraño. Icchiro saltó dos metros hacia su derecha, y en el aire ejecutó una serie de sellos, al tocar de nuevo el suelo sus manos aún mantenían el último sello. Aprovechó el ataque del rival para contraatacar de una forma un tanto defensiva. El chico se inclinó hacia atrás mientras los mofletes se le inchaban, y a continuación se inclinó hacia adelante escupiendo una gran cantidad de agua que comenzó a inundar el terrero parcialmente. Unos 10 centímetros eran suficientes para desarrollar el combate con mayor facilidad, encontrándose Icchiro en supuesta ventaja. Los ojos del muchacho no se apartaron de la figura de sombras que se asemejaba a él. Debido a que el salto fue lateral, aún se encontraban a diez metros de distancia.

Pero ahí fallaba algo... un ninja no tira un kunai de forma tan directa y sin coger desprevenido si eso no formara parte de un plan o fuera de forma estratégica. ¿Pero qué plan tenía pensado aquella sombra al tirar aquel kunai? Quedaban muchos interrogantes por responder todavía, pero no debía ser impaciente, y tendría que descubrir todos ellos uno a uno y con calma. Para terminar, Icchiro concentró chakra en las plantas de sus pies para mantenerse por encima del agua, pues 10 cm pueden interferir, aunque fuese en menor medida, en el correcto movimiento de una persona.

Técnicas utilizadas:

- Suiton Suisoha: Es una tecnica que te permite inundar el campo.

Off-Rol: Vale, creo que me he liado un poco, pero más o menos lo he entendido xD.

On-Rol:

Cuando la copia de sombras de Icchiro se descompuso en el agua, el muchacho observó lo que quedaba de ésta en la superficie del agua. Para su sorpresa, prácticamente detrás de él estaba saliendo otra copia suya de tonalidad oscura. "¿Voy a tener que luchar contra los cincuenta y cinco espejos?" pensó el chico, "no tengo tanto tiempo para eso... no he venido para eso..." se repitió para sí. Entonces el chaval miró al extraño de la capa negra con una expresión desafiante.

-Perdona, pero no voy a estar jugando contigo todo el día... si quiero, puedo largarme en cualquier momento, asique dime qué es lo que quieres, porque no pienso luchar de uno en uno contra copias baratas de mi mismo... -le dijo en voz alta, más que por que le escuchara, era por el simple hecho de demostrar su desconformidad. No estaba atento de su copia, pero si estaba alerta. La distancia entre ambos era de 20 metros y los pasos sobre el agua se escuchan con facilidad.

Al escuchar la voz que provenía de la segunda copia del joven, Icchiro aparcó su mirada en ésta y escuchó lo que decía. Luego, la figura de sombras lanzó el kunai que llevaba consigo. El chico realizó varios sellos rápidamente. El kunai se clavó en la nuca del chico instantes después de realizar el último sello. Después, el kunai proveniente de arriba se clavó en el cráneo, y por último el del pecho. El cuerpo del chaval se mantuvo unos segundos rígido, para después deshacerse en agua como si de un Mizu Bunshin se tratara. Pero no, no había utilizado Mizu Bunshin sino un reemplazo de agua. El muchacho apareció a 5 metros de su posición anterior, formándose su cuerpo desde el agua. -Ya me he cansado de todo esto... eres realmente irritante... -le dijo al señor de la capa negra.

Justo después comenzó a realizar una serie de sellos lo más rápido que pudo. Su rostro expresaba ahora su enfado por observar de la forma tan cómica que su rival intentaba acabar con él. -¡Suiton, Suiryuudan no jutsu! -gritó enérgico el chaval mientras una gran masa de agua se levantaba en el interior de su celda de espejos y que a continuación embestía contra los espejos que rodeaban al chico con intención de destruirlos para dejarle el paso libre hacia su verdadero oponente. Todo el agua alrededor del chico se revolvía y se agitaba violentamente por causa de la técnica usada. Las cejas fruncidas del chaval se desvanecerían luego al comprobar si su técnica había resultado eficaz o no.

Técnicas utilizadas:

- Suiton Kawarimi: Esta tecnica consiste en la tecnica de sustitucion salvo que en un medio acuatico (esta tecnica solo se puede realizar una vez por batalla, una vez realizado el kawarimi simple no puedes realizar esta tecnica al igual si ocurre lo contrario).

- Suiton Suiryudan no Jutsu (Dragon de agua): Ninjutsu de elemento agua, en el cual se crea a base de agua y chakra una columna con forma de dragón, el cual ataca directamente al enemigo, dañándolo y alejándolo del usuario; al mismo tiempo que lo sumerge dándole trabajo salir a la superficie debido a la gran presión de agua que se ejerce sobre él. Esta es una técnica de ataque a larga distancia.

-Los espejos desaparecieron, y el agua del lugar, Icchiro volvía ha estar en la habitación del principio. El hombre de la capa negra se le acerco con el gorro de Raikage en la mano derecha y le dijo

-Enhorabuena chico, has demostrado ser merecedor del titulo de Raikage.

El hombre le tendió el sombrero de colores amarillentos con la mano derecha, y con una sonrisa, en señal de que lo tomara y de que el era el nuevo Raikage.